domingo, 16 de noviembre de 2014

Las réplicas acabarán salvando a las obras maestras originales

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Dicen que nunca es lo mismo una escultura, un cuadro, un libro o cualquier obra maestra original que su réplica. Para el equipo de Factum-Arte, eso solo es así si la copia no es perfecta. Para ellos sí puede llegar a ser lo mismo.
El parecido casi al 100% es el listón que se ponen a la hora de abordar sus trabajos. Esta empresa y fundación española, opina que un modo óptimo de hacer que el turismo masivo no acabe con el legado que nos dejaron las civilizaciones pasadas es «la producción de facsímiles que no se diferencien en nada de la obra original», explica Carlos Bayod, arquitecto y responsable de los proyectos de conservación de la entidad. «Y siempre tratando de dar un sentido a nuestra réplica, por ejemplo, emplazándola en el lugar donde se creó o donde se pensó. Se buscan entornos donde el facsímil tenga sentido y fomente el turismo sin necesidad de desgastar las piezas originales».
El trabajo es quirúrgico. En la plantilla de cuarenta trabajadores de Factum-Arte hay «arquitectos, ingenieros, expertos informáticos, artistas, historiadores…», numera el portavoz, «y todos tienen una tarea a la hora de abordar los trabajos». Según explica, «el proceso de realizar una réplica requiere, por un lado, la capacidad de obtener una información del objeto original mediante digitalizaciones y procesos tecnológicos», unas habilidades en las que esta empresa es puntera gracias a la maquinaria que poseen y los desarrollos propios que han investigado. «La segunda fase supone un proceso de materialización que necesita de la subjetividad y sensibilidad del arte artesanal».
El resultado de la faena, que por minuciosa en ocasiones se demora varios años, es una copia gemela del elemento en cuestión con todas las perfecciones e imperfecciones que tiene en el momento de empezar el copiado.
«Del que estamos más orgullosos es del facsímil de la tumba (sala mortuoria completa) de Tutankámon», reconoce Bayod en nombre del equipo. Para lograr la calcomanía del sepulcro del faraón, que actualmente está expuesta en Egipto con el propósito de que los turistas puedan pasar a ver la cámara sin necesidad de seguir estropeando la original, necesitaron cinco años para ser culminada: los dos meses en los que sus expertos escanearon en 3D las superficies y el relieve, los que pasaron haciendo una reproducción tecnológica idéntica, los que tuvieron que esperar a causa de la revolución de la Primavera Árabe, y los que hicieron falta para montar todo aquello de manera «que nadie, una vez dentro, pudiera reconocer que no estaba en la auténtica».
Si les toca reproducir el cuadro de Las bodas de Caná, de Paolo Veronese, que se encuentra en el Louvre (París), pero se pintó en Venecia, ellos se encargan de hacer el cuadro de nuevo, pixel por pixel, y colocarlo en la ciudad de donde fue arrancado. También han detallado cada pliegue, rasguño o exceso de pintura de lienzos de Caravaggio; y hasta le reprodujeron cada piquete y erosión a la Dama de Elche. Tampoco se les escapan las maneras de copietear libros, mapas o pergaminos tan amarillos y agujereados como haga falta.
El Louvre, el Museo Británico, el de Pérgamo, el del Prado, la Biblioteca Nacional de Madrid, la Fondazione Giorgio Cini o el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, entre otros muchos, dan fe con sus reclamos de la capacidad para imitar reliquias que tiene este equipo.
Ellos, por su parte, también toman la iniciativa a través de su fundación costeando y trabajando en proyectos que donan como regalos a los estados donde los desarrollan, o a los que, a su juicio, deberían pertenecer. Adelanta Bayod a Yorokobu que como proyecto futuro están preparando replicar de las tumbas de Ceti I y Nefertari en Luxor, «dos de las piezas más importantes y espectaculares, actualmente cerradas al público por razones de conservación», afirma.
Por otro lado, Factum-Arte aprovecha su conocimiento para la producción de obras de artistas contemporáneos. La especialización que han logrado sus herramientas para lograr facsímiles perfectos, según el portavoz, es tan «específica» que logra captar «no solo la forma, sino también la textura de las cosas a una altísima resolución». Unas capacidades técnicas con las que muchos nuevos creativos también quieren experimentar.
De no haber sido una empresa legal, estaríamos hablando de unos maestros del plagio; sin embargo sus intenciones tienen un fin loable desde el campo de la conservación cultural y la explotación de los veraneos responsable.
«Es una forma de apostar por el turismo sostenible y la conservación preventiva del patrimonio», explica Bayod. «Nosotros, para hacer nuestros facsímiles, utilizamos metodologías no presenciales propias que están teniendo un gran impacto en el mundo de la conservación debido a lo fieles que son a la realidad. Esto es lo que se puede conseguir gracias a las nuevas tecnologías combinadas con las artes. Lo que estamos haciendo es defender el papel de estas copias y lo que pueden suponer en el ámbito de la protección de nuestro patrimonio cultural», termina de razonar el porqué sustituir la visita a una obra original por la visita a su gemela. «Al visitante le va a parecer lo mismo, porque lo que ve no se trata de una idealización de la obra, sino de una réplica exacta».

Fuente: http://www.yorokobu.es/replicas-maestras/

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