lunes, 22 de abril de 2013

Biólogos alemanes han aprendido a descifrar el ADN de momias egipcias y han demostrado que su genoma puede ser leído con las actuales tecnologías de secuenciación

Las momias egipcias revelan sus secretos genéticos
Hasta hace poco se consideraba que la avanzada técnica de secuenciación del ADN en la reconstrucción genética es posible solo para las momias que se han conservado en condiciones de congelación y no para las de climas cálidos.
El estudio de los científicos está publicado en la revista 'Journal of Applied Genetics'. Los investigadores, dirigidos por Carsten Pusch, genetista de la Universidad de Tübingen, Alemania, descodificaron el ADN de cinco momias del Museo de la Universidad de Tübingen y, como un control adicional, dos esqueletos de Bolivia. Las momias pertenecían a personas que vivían en épocas relativamente recientes (el Antiguo Egipto, desde 806 a. C. a 124 d. C.).
Los científicos han sido capaces de encontrar en los fragmentos del ADN descodificados secuenciación de la malaria y la toxoplasmosis, así como secuencias de ácidos nucleicos de pino y abeto, plantas que se utilizaron para embalsamar los cuerpos.
Recientemente los biólogos han leído los genomas de varias muestras de pueblos de la antigüedad conservadas en frío, incluidas las de un paleoesquimal llamado Saqqaq (hallado en Groenlandia) de hace 4.000; las del hombre Denisovsky, un homínido hallado en Siberia; y las de Ötzi, o el hombre de Hielo, una momia de 5.300 años de antigüedad.
Muchos científicos todavía dudan de que el ADN de las momias que se mantuvieron en la condiciones cálidas de Egipto esté lo suficientemente bien conservado para sacar de ellos el genoma completo.

Fuente: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/91945-momias-adn-descodifican-egipto

miércoles, 17 de abril de 2013

"Australopithecus sediba" es un "mosaico" en el que se mezclan rasgos de humanos y simios

Australophitecus sediba: ¿El eslabón perdido?
Un equipo internacional de investigadores de quince países diferentes publican este jueves en Science seis estudios, junto a una introducción del paleontólogo Lee R. Berger (izquierda) del Instituto de Estudios Evolutivos de la Universidad de Witwaterstrand de Johanesburgo y director del proyecto, sobre Australopithecus sediba, el homínido de hace dos millones de años y del que se dispone de la mejor colección de restos fósiles de esta etapa tan temprana de la humanidad. Los resultados, espectaculares, revelan una "extraña criatura" en la que se mezclan rasgos humanos con otros más propios de los simios.
Para Berger, este conjunto de fósiles permite "una penetración sin precedentes en la anatomía y la posición filogenética de uno de los primeros antepasados del hombre".
Los estudios muestran que Australopithecus sediba es un "mosaico" en el que se mezclan rasgos de humanos y simios. La pelvis, por ejemplo, junto con las manos y los dientes, son claramente humanas, mientras que los pies se asemejan a los de los chimpancés. Los investigadores aún no están seguros del momento en que esta especie entró a formar parte de la "familia" de los humanos, pero los seis estudios no dejan lugar a dudas de que los fósiles surafricanos de Malapa marcan un hito importante de nuestra evolución.
Los seis estudios son el resultado de más de cuatro años de trabajo e investigación sobre la anatomía de este homínido. Los trabajos se han basado en los esqueletos de los dos ejemplares de referencia de la especie (holotipos), llamados MH1 y MH2, (un macho y una hembra) así como en la tibia aislada de un tercer ejemplar adulto, MH4. Los fósiles fueron descubiertos en el yacimiento de Malapa, cerca de Johanesburgo, en 2008 y fue el propio Berger quien, en 2010, dio su nombre a la nueva especie.
Los esqueletos de Australopithecus Sediba hallados en Malapa (Sudáfrica). Izquierda: MH2, esqueleto de una hembra adulta. Derecha: MH1, el esqueleto del niño "Karabo". Fotos cortesía de Lee Berger y la Universidad de Witwatersrand.
Manos humanas
Los dos esqueletos revelan una extraña criatura, con un pequeño cerebro y una forma muy primitiva de caminar pero que, sorprendentemente, tiene la dentadura y las manos como las nuestras. Para Berger, "cuando observas a un Australopithecus sediba de la cabeza a los pies, te encuentras con un conjunto que es muy diferente de cualquier cosa que hayamos podido ver o predecir hasta ahora". En su opinión, puede tratarse de la tan buscada especie, a caballo entre humanos y simios, que dio origen al hombre.
Los diferentes artículos examinan la morfología dental de este homínido, sus extremidades superiores e inferiores, su tórax, su columna vertebral y su mecánica de desplazamiento, esto es, la forma que éste tenía de caminar. En esencia, las diferentes investigaciones nos han permitido conocer la forma en que este homínido caminaba, comía y se desplazaba por su territorio.
El propio Berger resume así las investigaciones: "El examen de un gran número de elementos completos, asociados entre sí y sin distorsionar nos ha permitido vislumbrar una especie de homínido cuya anatomía parece ser un mosaico y que presenta una serie de complejas funcionalidades que son diferentes tanto de las de otros australopitecinos como de los primeros representantes del género Homo".
Los resultados de estas investigaciones, las más detalladas que se han llevado a cabo hasta la fecha sobre nuestros antepasados remotos, cambiarán, según Berger, "nuestra interpretación del proceso evolutivo que lleva hasta el hombre, así como la interpretación que se ha dado a otros fósiles de homínidos basándose en restos peor preservados".
Joel Irish (izquierda) y sus colegas de la Universidad Moores, de Liverpool, que centraron su estudio en los dientes, hallaron que la dentadura de Australopithecus sediba es un auténtico "collage" de características primitivas y humanas. Como los humanos, en efecto, MH1 y MH2 cuentan con molares de cinco picos, o cúspides, lo que indica la relación de esta especie con otras de australopitecinos, como Australopithecus africanus.
Una forma única de caminar
El análisis de las extremidades inferiores, llevada a cabo por Jeremy DeSilva (derecha), de la Universidad de Boston, sugieren que este homínido tenía una forma realmente única de caminar, una mezcla entre la de los chimpancés y los humanos modernos. Algo que, según los investigadores, les permitía tanto caminar erguidos, como nosotros, como trepar a los árboles, a la manera de los chimpancés. 
A diferencia de otros Australophitecus, que o bien caminaban o bien trepaban, sediba era capaz de desplazarse de las dos maneras, según su conveniencia. Refuerza esta idea también el estudiio de las extremidades superiores y las manos, llevado a cabo por un equipo de científicos de las Universidades de Duke, en Carolina del Norte, y Witwatersrand, en Johanesburgo, bajo la dirección de Steve Churchill (izquierda). En efecto, excepto por las manos, que se parecen a las nuestras, las extremidades superiores de Australopithecus sediba son muy primitivas, lo que sugiere que conservaban su capacidad para trepar y colgarse de las ramas de los árboles.
En conjunto, los seis estudios colocan inequívocamente a Australopithecus sediba en la línea evolutiva de Homo, el género que incluye a los humanos modernos, aunque la especie muestra un gran número de características más primitivas y que no comparte con los humanos de la actualidad.
"Hallazgos como el de Australophitecus sediba y el yacimiento de Malapa -concluye Lee Berger- demuestran la necesidad de llevar a cabo más exploraciones sobre los fértiles terrenos del sur de Africa, tan ricos en fósiles, y son al mismo tiempo un ejemplo de la enorme promesa de las paleociencias en este continente".

Fuente: http://www.abc.es/ciencia/20130411/abci-australophitecus-sediba-eslabon-perdido-201304111530.html

martes, 2 de abril de 2013

El maíz fue parte de la dieta humana hace 5 mil años en Perú


Un equipo de investigadores, entre los que se encuentran especialistas de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), han concluido que durante el periodo arcaico tardío (de 3.000 a 1.800 años AC), el maíz, (Zea mays) era un componente principal de la dieta de las personas del norte chico del Perú, un área de notable florecimiento cultural en el tercer milenio AC.
Estas investigaciones, dirigidas por el Dr. Jonathan Haas del Field Museum of Natural History (Chicago, EEUU), en el que participan Luis Huamán Mesía y Cindy Vergel Rodríguez, del Laboratorio de Palinología y Paleobotánica de la UPCH, fueron publicadas el 25 de febrero en los Proceeding of the National Academy of Sciences (PNAS) de los Estados Unidos.
Durante décadas, los arqueólogos se han esforzado por comprender el surgimiento de una civilización que se desarrolló en el actual territorio peruano, durante este periodo. Una de las preguntas constantes ha sido conocer el papel que ha jugado la agricultura y en particular el maíz, en la evolución de las sociedades complejas y centralizadas.
Hasta ahora la teoría predominante ha sido que los recursos marinos primaron sobre la agricultura como motor de la economía permitiendo el desarrollo de la civilización en la región andina del antiguo Perú. Contrariamente a esto, surgen los resultados de la investigación de vanguardia, la que está proporcionando nuevas respuestas basadas en evidencias microscópicas, encontradas en más de 200 muestras de suelo, herramientas de piedra y coprolitos.
Proceso de investigación
Las investigaciones se realizaron en 13 sitios arqueológicos de los valles de Pativilca y Fortaleza al norte de Lima, donde la amplia evidencia botánica mostró la producción extensiva, el procesamiento y el consumo de maíz entre los 3000 y 1800 AC.
Los científicos identificaron varias áreas en los sitios, incluyendo viviendas, pozos de basura, cuartos ceremoniales y sitios para acampar. Un total de 212 muestras obtenidas en el curso de todas las excavaciones, fueron fechadas con radiocarbono.
Los restos macroscópicos de maíz (granos, las hojas, los tallos y las mazorcas) fueron poco frecuentes. Sin embargo, el equipo buscó más profundamente, encontrando una gran cantidad de evidencia microscópica de maíz de diversas formas. Una de las más claras evidencias fue la abundancia de polen de maíz en las muestras de suelo prehistórico.
La mayoría de las muestras de suelo analizadas provenían de pozos de basura asociados con la arquitectura residencial. Otras muestras fueron tomadas de diversos lugares, tales como suelos de habitaciones y escombros de construcción. De las 126 muestras de sedimentos analizadas (sin contar las herramientas de piedra y coprolitos), 61 contenían polen de maíz. Esto es consistente con el porcentaje de polen de maíz que se ha encontrado en otras partes del mundo donde el maíz es un cultivo importante y constituye la principal fuente de calorías en la dieta.
También se analizaron restos en las herramientas de piedra usadas para cortar, raspar, machacar y moler. Las herramientas se examinaron para determinar la evidencia de residuos de plantas, en particular granos de almidón y fitolitos (cuerpos de sílice que poseen las plantas). De las 14 herramientas de piedra analizadas, 11 tenían granos de almidón de maíz en las superficies de trabajo y dos tenían fitolitos de esta planta.
Los coprolitos (material fecal conservado) proporcionan la mejor evidencia directa de la dieta prehistórica. Fueron 62 coprolitos analizados, de procedencia humana y de diversos animales. De todos estos, 43 muestras (69%) presentaron granos de almidón, fitolitos u otros restos de maíz. Por otro lado, aquellos que fueron de procedencia humana, 23 presentaron restos de maíz, siendo la segunda planta más común, el camote. Los coprolitos también mostraron que los peces, principalmente la anchoveta, proporcionó la proteína en la dieta, pero no la fuente de caloría.
Los investigadores concluyeron que la prevalencia de maíz en contextos múltiples y en varios sitios indica que este cultivo alimenticio domesticado fue cultivado ampliamente en la región, constituyendo una parte importante de la dieta local, y no se utilizó sólo en ocasiones ceremoniales. La investigación en última instancia, confirma la importancia de la agricultura en el suministro de una sólida base económica para el surgimiento de las sociedades complejas y centralizadas, tal como ocurrió en otras partes del mundo.
Todo el trabajo botánico realizado en este proyecto se llevó a cabo en el Laboratorio de Palinologia y Paleobotánica (LPP) de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, bajo la dirección del Prof. Biólogo Luis Huamán. El análisis de los restos microbotánicos se realizó en colaboración entre los miembros del LPP, especialmente Cindy Vergel, (egresada de la UPCH y ex tesista del LPP), David Goldstein ( National Park Service) y Karl Reinhard (Universiy of Nebraska Lincoln). El proyecto es co-dirigido por los Doctores Jonathan Haas y Winifred Creamer ( Northern Illinois University), con financiamiento de la Fundación Nacional de Ciencia de los Estados Unidos, en el marco del convenio UPCH-Field Museum of Natural History.

Fuente: http://www.ciencias.pe/25-03-13/el-ma%C3%ADz-fue-parte-de-la-dieta-humana-hace-5-mil-a%C3%B1os-en-per%C3%BA